martes, 28 de abril de 2015

Caminos de la piel y su sombra




En los caminos se bifurcan sentimientos
historias inventadas en la sombra
alfombras de piel y lágrimas de espera.

Es el sombrero blandiendo su ala de tiempo
vegetal tejido en la miseria del olvido
en los incrustados ojos de los canes vagabundos
entregados al fuego 
quemando las miradas.

Debo abrazar la densa neblina
escribiendo historias
abjurando la paz de los cerrojos
descendiendo a los hálitos de la eterna agonía.

Son tiempos diferentes en la ausencia
entregados a la pasión del regocijo
al placer ferviente de la carne
al beso cruel de los que marchan para siempre.

Quiero besar tu piel bruñida por la sangre
esculpir tu rostro en las aguas de un mar imaginario
sintiendo el martillar de los ecos enclaustrados
en la semilla gris de los almácigos tatuados por el tiempo. 

Hoy la vida tiene sabor de beso en regocijo
luz perenne a dos tiempos
perfume de mujer desnuda en alabastro
sonrisa de alfeñique endulzando la mirada.




lunes, 27 de abril de 2015

Los pelícanos hambrientos de La Punta






Enterado estoy de mi sombra sonámbula
de los ojos distantes
de aquella luz itinerante que interroga al silencio.

A veces
me niego a creer que estoy vivo en tu rostro
en tus labios de amante presurosa 
de espejo roto en el orgasmo.

Te encuentro desnuda en la baldosa gris de tus encantos
y te amo en cada arena que el viento esgrime en tu regazo. 

Soy el presagio de tu desnudez
el abanico azul de tus cabellos alborotados y castaños
de tu piel con dentelladas de fuego.

Es la razón de tu existencia:
amar en el silencio de los sofás vencidos por el tiempo
en los rincones grises de las noches otoñales
y dar de beber de tus lustrosos senos
a los noctámbulos beodos de la urbe escindida.

A veces cuento tu historia
y se ríen los perros hambrientos de las quintas
los sabios mendigos de la cripta
los pelícanos hambrientos de La Punta.

En aquel lugar
se sueña a mares en la profundidad del deseo
y el frío te consume en un beso de lujuria.







martes, 21 de abril de 2015

Mirada de locura




Tu mirada acuña un diamante
cuyo reflejo es una luz gravitacional 
golpeando emociones
música guardada 
en canciones remotas.

Es una constante herejía
de tiempo
de espacio
de estruendo
cabalgando entre jirafas 
descifrando la noche.

Entre la ceja y tus labios
está la miel bronceando tu rostro
dándole lamidos al sabor de mis besos.

Configurando tierras inhóspitas
lunas fruncidas en parajes dantescos
la lluvia golpeando tus senos vidriosos
diáfanos como leche almendrada.

Tu mirada cautiva
me sumerge en valles profanos
en caminos estrechos
entre ríos y arena.

La esquivo y la luz
quiebra mi sombra
el umbral de los gritos
  en la maleza sagrada. 

Es un sueño 
ritual en curva de nivel
entre dos cuerpos 
como estrellas fugaces. 



Imágenes de LSDS

domingo, 19 de abril de 2015

Visión del tiempo









De ángeles y demonios
está la calle
convertida en un infierno.

Aposento ruidoso
de los encuentros sin tregua.

Nos encontramos
hurgando en los rincones
gritándole al gentío
propalando olvido.

El horizonte apila en la visión:
árboles
rostros asombrados
viejos campanarios en la sombra del ocaso. 

Es el escenario
distante de los sueños
de aquella mirada
que muerde la luz del cementerio.

Retratos de papel
fechados en tiempos distantes
de calendarios
rotos por el ojo inverso de la araña.



jueves, 16 de abril de 2015

Calle existencial







La calle se ríe a escondidas,
en sombra de luz
en el sonar insoportable de los cláxones
por el lamento rutinario de los transeúntes.

Se ríen las cartas desoladas en su amanecer tardío
los vocingleros rabiosos
las farolas sacudidas por la lluvia. 

Calles borrascosas de amaneceres ocultos 
de parloteos inútiles
de clamoroso lamento
entre esquinas mojadas y rincones roturados.

Los perros en jauría 
rompen la inercia 
lanzan lujuriosos aullidos 
y la proclaman: liberada. 

A veces nos olvidamos de su nombre
nos regocijamos del enjambre que camina
de los ojerosos paquidermos
de las veces que la amamos a escondidas.

Mi calle tiene nombre de cinema
color de soga en el cuello de un suicida
aroma de efemérides
proclama bulliciosa
clamor de mi existencia.

Pobre mi calle, 
se ha muerto de aburrimiento en su propia esquina.







martes, 14 de abril de 2015

Mujer tardía





No sé tu nombre a pesar de tu mirada,
de tu piel que unta la mía con ese aroma misterioso.

A pesar de la distancia
me persigue tu sonrisa 
 celebrando mi existencia. 
Eres la mujer que aprendí amar en el silencio,
que escribe en solitario 
desenfrenados besos 
extasiando mis sentidos.

Te he soñado cubierta de arcilla,
tendida en un sendero desolado,
desenfrenadamente bella 
a pesar del calor confundiendo tu mirada.

Y en tu ausencia
mi cuerpo tiembla, 
sincroniza movimientos,
  hasta quedarse exhausto.  

No te encuentro 
a pesar que te reclamo,
no te palpo a pesar de tu piel,
del instante que me impide
saciarme de tus labios.

Eres el fantasma obligado de mis días,
el canto lujurioso de mis noches,
el aroma que transita en mi recuerdo.

Quiero deletrear tu nombre 
y pronuncio lluvia,
besar tu boca 
y la sed aprieta mi garganta,
olerte desquiciado 
espantado de tu sombra.






domingo, 12 de abril de 2015

De apus y miradas






Somos ese flujo de aguas repentinas:
una tormenta golpeando
enormes  nevados 
cañadas sin nombre. 

En aquellas querencias
el paisaje es un Apu rebelde 
las estrellas candiles repentinos
prolongando la fe que nos consume. 

A pesar de la distancia,
viejos pumas 
se encuentran copulando en la cañada
mirando a hurtadillas 
cóndores sagrados.

Esta inmensidad me atrae,
traslada mi instinto a una conversión extraña,
sitúa mis huesos en los maizales,
en la hornacina de tus ojos constelados. 

Recuerdo los pasos obligados
huyendo de los asesinos fantasmas: 
Las balas tarareando
en el eco de los ríos,
las fosas profundas golpeándonos el alma. 

No hay misterios
en la mirada que se pierde en los caminos del Ande,
sólo una sombra cavilando en el silencio, 
celebrándole a la lluvia su sinfonía constante.

Por estos recodos
transité buscando tu nombre,
contando historias insólitas, 
descifrando manuscritos en la hoguera.






La muerte del viejo librero




En esta piedra suntuosa
murió de tiempo 
el viejo librero de mi estancia.

Su mirada escrutaba el silencio 
convirtiéndolo en un duro mensaje,
en eslogan de fe
en cautiverio perenne.

Lo recuerdo, 
afirmando teorías inútiles,
deletreando dialectos extraños
sin vocal ni consonante: 
era un extraño cobijado en una piel sin sombra.

El día que murió, 
su perro aulló  
hasta quedarse sin aliento. 
Tenía una barba de fantasma
 abrazando una risa delirante:

Lo amaban los zancudos
a los que deleitaba con su sangre,
también a las luciérnagas 
en sus horas de espanto. 

Viejo ermitaño,
perdido en un bosque de cemento, 
vendía libros a los beodos,
a los desahuciados
a los poetas noctámbulos.

Era un librero errante,
aprendiz de brujo,
viajero imaginario a galaxias sin nombre.

Cuánto lo extraño
a pesar de su mirada,
de los poemas escondidos 
en sus harapos sin tiempo.

Ha muerto acurrucado en el silencio,
mirando al infinito.










viernes, 10 de abril de 2015

El silencio del mar





Tus ojos tienen el horizonte del mar
prolongando su brillo
descifrando rumores ocultos
las veces en que los pasos constelaron alaridos y sal.

No hay silencio en el fuego
en la vida aprendida 
en la despensa
en los barrotes incrustados en el alma
en los sueños matinales del café 
de las sábanas marchitas.

Hoy tu mirada observa mis sueños
se prolonga por los caminos del dolor y la sonaja
en los vidrios rotos en el colapso de la sangre
distanciando el fuego que eyacula en tu garganta.

A diario escribo en tu sonrisa
en la dulzura indescriptible de tu boca
entregados al profundo deseo de la carne
a los voraces mordiscos que silencian los preludios. 

Estoy marcado
 por un tiempo que gruñe
deambulando entre sombras de arena
entre caracolas inmensas y telarañas de alabastro.

Este color me persigue
explora en mi ser
estira mi piel 
me arroja al delirio de tu encanto.



domingo, 5 de abril de 2015

Comulgando con el tiempo




Son días de llanto en el placer de las retinas,
húmedas emociones expresando asombro,
mientras sin pausa 
mueren niños 
por no mentir en primavera.

Los vientos soplan avergonzados de su tiempo,
en sus cumbres escaladas de teorías y tabaco,
de dientes apretados por el odio. 

Tiempo
en que la razón corteja con la muerte,
amándola en silencio, 
traicionándole a escondidas.  

Es así como se lee en los discursos, 
en las alcobas que copulan con el odio,
en los placeres nocturnos que la mentira ansía.

Y en los recintos de las élites sagradas
el dinero juega su ronda,
marcando la conciencia de los jueces.

Nos preguntan,
las calles con bullicio exaltado,
los cerros escalados por el hambre,
las esquinas que cobijan ruiseñores:

¿Hasta cuándo esperar que no haya olvido?
Que los pájaros no mueran en silencio rutinario,
que la miseria no comulgue con el llanto,
que la vida no se agote en la jornada.

¿Hasta cuándo los letreros de la nada?
Las efigies de héroes fantasmas,
los letrados que defienden las infamias,
y los miedos que nos atan de por vida.

¿hasta cuándo esta falacia llamada Democracia? 
¿Hasta cuándo dejar de ser un idiota con asombro despiadado?









sábado, 4 de abril de 2015

NOSTALGIA EN EL TABANCO: MI PRIMERA ESTANCIA




El sol quema el horizonte,
los páramos lloran,
los árboles tejen su identidad de espera,
las iguanas broncean sus escamas 
cazando huerequeques en las dunas.




Es el valle que sucumbió al desierto,

es la risa que gorjean los chilalos, 

los choquecos y las soñas: 

pájaros rebeldes que subvierten el orden de sus nidos.


A pesar del viento 
y su sonaja
de arena,
arden los árboles,
se descifra el color de los llanos, 
fiesta de sed en los cántaros sagrados.

En esta estancia,
el gallo canta espantado por las brumas:
en el ciclo vital que anunció Naylamp
celebrando la boda de los astros.

Y las doncellas lloraron
escupiendo el maíz de sus ancestros.

Hoy la risa de los tallanes
es mueca de dolor, 
rabia contenida,
cólera inmensa arañando sus entrañas,
también amor 
mojando de ternura sus angustias.

Y a pesar del silencio escondido en totorales,
la espuma de la chicha 
tiene el aroma de la sangre ofrendada a la tormenta.

Los abuelos cuentan:
del sabor macizo de las pieles estiradas,
del brillo del metal alumbrando la mañana.

No es lluvia lo que hilvana nuestros sueños,
es dolor 
cobijado en el silencio,
camino empedrado que nos lleva hasta el olvido.



La razón olvidada



Establece una razón 
para mirar a profundidad los sueños, 
y comprenderás 
que el mar es un artificio, 
un invento en la retina, 
aroma residual en la hierba que circunda. 

Comprenderás 
el vacío flotante en los establos, 
el maíz lucrado,
los limones acariciando de sabor 
las mesas cercenadas por el tiempo.

La racionalidad nos ubica
en el lindero azul 
de los rinocerontes despojados de su cuerno,
de la magia de los conejos sin la barba de granjero, 
los tulipanes que se pierden en la mugre de la calle.

No hay razón 
para ubicar las sillas en la mesa, 
si no hay familia,
y los niños yacen en el inventario de la carne.

La razón no existe,
es un invento de los locos en las calles,
pergamino roto en la mente de los cuervos,
canción arrimada en nuestra alcoba
cráneo amarillento en los hospicios,
donde lo locos sueñan a sanar el cerebro de los cuerdos.

Seremos dos locos acorralando jirafas en los llanos
donde los pájaros olvidan 
que un día cantaban 
cautivando las miradas. 

Los canes han perdido la memoria,
sueñan a volar en los acuarios 
con gorras de papel, esparciendo sus cenizas.

Que loco está el mundo,
y se olvidan de la luz que ilumina las mañanas.





jueves, 2 de abril de 2015

PÁRAMO SIN TIEMPO






Estoy mirándome a lo lejos en un páramo sin tiempo,
rodeado de sufrientes sombras,
de lienzos amarrados a raíces profundas y sin forma:

En cada cuerpo que diviso, 
las flores que los cubren, 
no tienen aromas ni pistilos: 
Son una grieta
en la oquedad del cielo,
en donde se alinean tumbas sin nombre, 
ni ofrenda.

Puedo observar, 
a pesar de las distancias, 
que mis ojos tienen fuego y una lágrima fortuita.

Estoy mirándome entre hornacinas que exhiben cántaros enormes,
orejeras de cobre bañadas de azufre, 
y me respondo:
no es un sueño, 
es el miedo de ser lo que habituaba,
un ausente obligado en los banquetes del hambre.

Estoy mirándome a escondidas,
en los cerrojos abiertos de los presidios sin nombre,
en los espacios voraces del tiempo y del silencio. 

Estoy presente
en el costado de los indecisos, 
de quienes reman en sentido contrario
buscando precipicios y estrellas marinas.

No me arrepiento de ser lo que sueño, 
espantado de mi sombra,
cazando mariposas azules, 
devorando alondras como un ermitaño
en la soledad de su propio cautiverio.

Me despierto y me sigo negando de ser:
un labrador tenaz,
hilvanando de esperanza el amanecer de su propio albedrío.

Sucede entonces,
que estoy muerto y continuo mirándome a escondidas
en el bronceado horizonte de los espejos ovalados.

Estoy mirándome en su curvatura,
en las diminutas formas de los polvos orbitales,
que inundan de luz los huecos negros de la historia.

Estoy mirándome y me aterra comprender:
que la energía de los cuerpos apilados,
es una pirámide expandida, 
en el letargo de mis sueños sin sentido.




miércoles, 1 de abril de 2015

Éxtasis del tiempo





No hay un grito que resuma el dolor entre mis manos,
no hay un sueño que celebre por si solo la esperanza,
son dos voces las que llaman,
que iluminan con su fuerza el latir de los tambores,
y alimentan la esencia fragorosa de la niebla.

Tenerlo presente: 
son dos cartas presurosas de ser cantos,
y de cantos no se cubren de azucenas los caminos. 
Es el tiempo,
y su risa nos golpea con el llanto,
coloreando de labios lujuriosos las cortinas.

Es el miedo de no verte, 
de sentirte una fragancia que no atrapa las miradas,
y un espejo dibujando nuestras sombras 
que a distancia no son rostros,
son caminos presurosos de ser viento,
y de viento no se agitan solamente las montañas.

Es el árbol y es mi rostro escondido entre tus senos,
lo que tiene en cada pulso inventariando tus latidos:
Así de alegre es mi sangre con tu sangre,
abrazando silencioso tu cuerpo encadenado.