Las palabras
son como las aves,
vuelan
y se incrustan en el cielo,
deletreándolo:
son la expresión sentimental
de los sueños y deseos,
son forma vivencial de las ideas.
Las palabras
son el sueño eterno
de los sin voz,
el barrote incrustado
en los ojos de los invidentes,
el grito celestial de los obreros,
las campanas ocultas
del misterio.
Son las palabras,
el puente común
de los misterios,
el vinculo cotidiano
de los prisioneros,
la expresión fortuita
de los hambrientos,
la música oculta
de los perseguidos.
Esas son las palabras:
en las paredes del alma,
en las cortinas del fuego,
en los villorrios del ande.
Que no persigan mis palabras,
que no las teman,
porque son comunes
canciones
en un amanecer de sueños.
Mis palabras
serán la voz de los sin voz,
los ojos
de los que miran para dentro;
el color
de los paisajes roturados,
en los espejos inventados de los presos.
Esas serán mis palabras,
persiguiendo
a los que asesinan con su veto
el diccionario de los olvidados.
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