domingo, 28 de noviembre de 2010



¡ No a la Guerra , Sí a la Paz !


Canción de locos







Me miro en la soledad de los caminos,
y pienso que el sufrimiento
es un invierno agitándose en otoños,
es un remanso en la quietud del ánimo,
una rueda aprisionando los sentidos,
una carta mutilada entre los dientes,
o una  flor violada en sus estambres.

Y luego sigo caminando,
dando círculos en contrario,
saludando el follaje de los árboles,
contando espejismos con mis manos.

Hoy,  
que estoy solo en la búsqueda de nada
atando misterios en coordenadas inútiles
aprisionando entre mi pecho
canciones, epitafios y sonrisas:
no estoy loco me gritan las estrellas,
la luz de los ojos misteriosos, 
la risa que atormenta mis oídos,
el harapo que cubre mis heridas.

Y no estás loco, me cantan los murciélagos,
los fantasmas que laceran mis oídos,
la burla de los pájaros que se agitan en su vuelo,  atormentándose en la lluvia.

Sigo dando saltos en la arena,
y se burlan de mi los grillos,
las luciérnagas,
los perros que aullan a los locos que no sueñan.


sábado, 20 de noviembre de 2010

Cancionero del Tiempo y de la sombra




Cuesta caminar a peldaño abierto,
descifrar el misterio de tus besos
celebrando el brillo de tus ojos.
Cancionero del tiempo y de la sombra,
se agitan los veleros,
vuela en campanarios
la voz rugiente de mis ansias.
Y allá vamos
presurosos,
en movimientos cimbreantes
desgarramos nuestras pieles,
salvajes y convictos.


Hoy la soledad
ha vencido mis recuerdos,
descifrando los códigos del amor
vamos presurosos
celebrando
el almanaque roto de los niños otoñales.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Te recuerdo


Te recuerdo
en el silencio
incrustado en la penumbra,
en las flores alocando el horizonte,
entre voces, llanuras y canciones.
Es el recuerdo
origen de utopías,
de historias inventadas en la hoguera
y de buitres desgarrando la mañana.

Te recuerdo,
celebrando la vida en plena muerte,
amando a llantos
la herrumbre de las puertas,
cosechando aplausos
entre hambres disfrazados.

A veces amigo,
la vida nos juega a mausoleos,
a criptas que encierran nuestras sombras
en penas y barrotes que nos llaman.

Y aquí estamos
como siempre:
descifrando el sueño del arriero,
caminando en bosques de guitarras
huyendo de las fauces asesinas.
Y siempre alegres 
construyendo
alamedas y caminos
para transitar contigo en el recuerdo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Cantar de brumas


Te encuentro vertida
como el agua
distanciándote a gritos
entre el silencio de las brumas
y el arrebato del sol en las cortinas.

Se enumera el silencio
huyendo de mi
y las sombras
tejen sombreros en los confines
arrebatándole luz al concebido.

Es el misterio
de los peñascos
que agrietan el horizonte
coronando de estrellas
los paisajes.

Y en la última cimiente
la tierra arrebata la vida al algarrobo.



lunes, 1 de noviembre de 2010

En el mar de los silencios



Quién cruza
en el silencio
los espacios de las formas
nutre su piel
en los espejos de la nada
y se coronan de nidales
los horizontes
atormentando la mañana.

Huyo de mi
en presagios y utopías
cercenando en el recuerdo
los sonidos
los vientos alocados
los petardos de amor
que incendiaron las comarcas.

Hoy
deletreando a golpes
los misterios de la piedra
subvertimos el orden
de los confines
que se agrietan
en las luces que se apagan. 

Nos persiguen
las sombras siniestras
de las voces del pasado
azotan nuestras pieles
penetrando las miradas
y cobijados en la luz
seguimos conspirando
en horizontes
descifrando
las arenas ocultas
que incineran las mañanas.

Prisioneros del mar
vientos al ristre
navegamos
eternos como el agua. 

En el silencio de las cruces








Una mirada
golpeando el horizonte
escribiendo emociones
amaneceres ocultos
siniestras manos  
una voz
que celebra en los sonidos:
cánticos de pájaros
sublevados a la aurora.

Es la herida
mortal de los ancestros
que huyen
sobre matorrales y comarcas
sin conquistar arenas y hojarascas.






Es la mirada
de las cruces
en su forma
de campanarios y guirnaldas
de aceros penetrando las mañanas
de agujeros que rompen mi silencio
de migajas de pan
humedecidos a la sangre.

Nos envuelve
un rosal
sin viento ni tiempo
de lluvias
golpeando nuestras sombras
de acertijos
en el quiebre de las luces,
de corales alocando a los delfines.