Estos caminos
no se bifurcan,
son el curso de los nómadas;
la migración de los sueños
arrebatados al misterio.
Y los hombres
sepultados en sus nombres,
descritos en su sombra
de esperanzas rotas,
se ufanan de guerra en guerra
exterminando sus proezas.
Qué de los vientos
abrazados a su origen,
a la piedra sepulcral
que define
nuestros rumbos?
Qué de los tiempos
conspirando?
Qué de las palabras
subvirtiendo los silencios?
Qué de las mentiras
alambicadas de promesas?
Qué de los sueños
proscritos por ser gratos?
Qué de las verdades
mutiladas entre llantos?
Qué de los ojos
despojados de su brillo?
Qué de los dientes
afilados por el hambre?
¿Es el rumbo necesario,
es la vida preservando
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