Los ríos, venas profundas del tiempo,
simetría conversa del espacio doliente,
crepúsculo sonoro de las aguas macizas,
ojos abiertos a los gritos del hambre.
Son el gozne feroz del cautiverio infinito,
llaga sangrante de los muertos ausentes,
epistolario estridente de las tumbas sagradas.
A juzgar por el recodo:
el agua es vida robada a los peñascos filosos,
transparencia liquida de ojos mutando,
armazón sonoro de huesos profanos.
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