Descubrimos en la bruma
un sombrero
de plumas y guirnaldas,
de soles amarrados a praderas,
y de brisas que se esconden en su brillo.
Y en el torrente
de aguas y crisaldas
de silencios
apagados en la hoguera,
distantes de tus ojos,
cercanos a tus labios,
en el coro músical de las pasiones.
Entenderiamos
que el follaje
se incrustaba en nuestras pieles,
aguijoneando
hasta el delirio nuestros cuerpos.
Luego,
huíamos del remanso,
escribiendo proclamas y canciones
en los cántaros sonoros de la estancia.
Hoy,
despues del ascenso,
anidan los pájaros
en el vientre de las estrellas,
y se acorrala el vestigio
en el haz de luz
de tus versos sublevados.
Somos del tiempo
abrazando los tambores,
en las calles asoladas de tu villa
y en los muros liberados por la sangre.
Rebelde alfarero,
nuevos tiempos agitan las banderas
celebrando la vida en las montañas,
sopla el viento
derrumbando las blasfemias,
y se proclama el amor
liberando a los ausentes.
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