Una mirada al tiempo que golpea los tejados,
que mece con dulzura los almendros,
que deletrea en los espejos nuestros rostros,
que cruza en el silencio los vitrales
y arroja con asombro nuestras vidas.
Una esfera de abstracciones,
entre la vida,
la tormenta y la hojarasca.
Un yo atormentado,
atado a la miseria de los días,
cabalgando en las penumbras,
atado a los misterios.
Un no ser sin expresiones,
oculto en ecuaciones de formas y aforismos,
No hay comentarios:
Publicar un comentario