sábado, 26 de marzo de 2011

Poema subversivo




Los Dioses de la muerte
acordaron matar civilizadamente,
de manera virtual,
con hologramas especiales, 
 satélites invisibles,
 aviones ultrasonido,
 láseres especiales,
y de ser preciso,
con humanoides inteligentes,
para que no los afecte la nube radiactiva.

Los Dioses de la muerte
tienen sentimientos encontrados:
se preguntan
sí es necesario matar a todos,
ó de ser preciso,
a quién conservar,
para que se reproduzca nuevamente
la masa de esclavos;
para las nuevas factorías,
para los nuevos complejos
industriales y tecnológicos:
 necesarios para el nuevo sistema.

Los Dioses de la muerte
también aman,
 tienen sentimientos tiernos,
 han llorado,
 el gas radiactivo
mató también a sus mascotas.

Sus lágrimas
tienen el espesor del petróleo,
que generó la gran hecatombe;
que devastó a los esclavos del siglo XXI.

Los Dioses de la muerte
tienen sentimientos:
conservan en un sarcófago de oro,
la momia del Sumo Pontífice del Vaticano,
que también murió en la gran hecatombe,
y que se mordió la lengua
a la hora de la gran explosión,
y yo lo vi
por que estaba sentado
a la izquierda del Dios Padre.



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