domingo, 5 de junio de 2011

La carta del presidio




Una escala de sueños y emociones,
de cartas inconclusas,
de distancias sin recorridos,
de esperanzas rotas,
de canciones aprendidas
en el dolor y en la muerte.

Eramos un manojo de llaves
para abrir nuestras puertas
en la prisión de los recuerdos,
de los oscuros testigos
que acuchillaron la noche
   con el grito desgarrado.

Y no bastaban las súplicas,
era la razón de nuestras cadenas
forjadas en el llanto,
en la rebeldía de escribir
las emociones de los condenados.

  
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario