Nos pronunciamos
en los tiempos circundantes,
escudriñando
distancias alegóricas,
siendo diferentes,
solidarios en la hoguera
y en las cárceles
comprendidas en el odio.
Hoy, se ha vulnerado
la libertad de los espacios,
despojando de sus aromas a la vida,
y silenciar los cánticos
preservando
el llanto de las flores.
Nos encontramos desgarrados,
aborígenes de amor,
interpretando
los sonidos del misterio;
descifrando
la razón de nuestros actos,
de nuestros sueños sojuzgados,
de la fe que profesamos
a pesar de las torturas.
Vida es la que sobra
en este páramo,
en esta jaula de fantasmas,
de hombres libres
en la porción de los silencios;
de amantes desbocados
a pesar de las ausencias.
De hombres perseguidos
en el encuentro
de los cuerpos calcinados.
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