la mirada silenciando las cortinas,
el camino recorriendo los guarismos,
la copa enmudecida con el vino.
Y somos
en ése instante
de sepulcro abierto,
de vorágine,
de baldosa en el réquiem de los recuerdos,
de arroz en la mandíbula del hambriento,
de cofre en la noticia,
de muerte en el abecedario del impulso.
Qué sé yo.
No somos los de siempre,
amantes en el recodo de la vida,
mar incierto,
prolongación finita de la lluvia,
dimensiones ocultas
en el aposento de la muerte.
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