La proximidad de tus labios
es una mención instintiva,
una hermosa visión que acelera los latidos.
Hoy, es particular el habla,
la sonrisa entrecortada;
el llanto, los caminos. Dejemos entonces la rutina,
el caminar sin ritmo,
las lágrimas;
el tiempo medido en las angustias:
la tumba invicta sin los huesos.
Es la vida orientada hacia la inercia,
el vacío de las calles, el silencio.
Y a veces, es incomprensible tu mirada,
el caminar que deslumbra, que apasiona;
es toda la escultura que me aprieta en su madera.
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