Guardo el dolor
en la compilación sucinta
de los sueños,
en los cofres etéreos
de las brumas,
en cada risa
expresada entre los llantos;
y así,
descifrando epístolas,
los escribanos
deletrearon el dolor de los profetas
en las grietas profundas
de los páramos.
En la desolación,
los rostros expresaron furia,
silencios que el tiempo
amasó en su rebeldía;
hoy,
las grietas del dolor
expresan la voluntad de luchar
hasta la vida,
pronunciando salmos
en las hogueras que vaticinan
tiempos nuevos.
No me pidas tregua en la mirada,
ternura en la sonrisa,
ni sueños en el drama;
estamos cobijados en el odio
para redimir el amor
sublevando voluntades.
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