Aprendí a despertar
abrigando soledades,
cultivando amaneceres
en almácigos de esperanza;
a silenciar los ayes
parodiando la sonrisa;
asemejando tiempos,
acorralando sombras
y domando tempestades.
Me aparté de los falsarios
seudo comunistas,
porque en ellos todo es ruin,
hasta sus sombras y su aliento.
Hoy miro la vida en un amanecer
sediento de justicia,
parafraseando versos y esculpiendo sueños;
filosofando: que la Libertad es un Poema
escrito en la piel de los esclavos proletarios;
que la igualdad es una lisonja en boca del farsante;
que el socialismo es el sueño eterno
y el hambre cotidiano del obrero.
Hoy, la calle es subversiva,
los canes-no digo perros-sospechosos
conspirando entre borrascas;
perseguidos por ser fieles,
amantes rutinarios de las sombras.
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