No somos el asombro
reflejado en nuestros ojos,
tampoco la sonrisa
oculta entre las lagrimas;
tal vez,
una guitarra arañando los sonidos,
o la sombra de la muerte
cobijada en el silencio.
Escribe en el espejo
el itinerario de mis sueños,
y abriga con tu cuerpo
mis manos desgarradas;
pronuncia emocionada
la palabra equilibrada
sintiendo como fluye
mi sangre en tus entrañas.
Hoy, el viento tiene sombra,
melena sublevada,
aroma de floresta
y sigilo de protesta.
Que decir de las estancias
donde anidan los recuerdos;
aquellos que se ocultan
en paréntesis de tiempo.
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