Detrás del campanario,
una rosa cautiva
subleva al viento un sueño amordazado;
canción remota de ritmos y semblanzas,
de acordes
aparejados al canto susurrante de las aves:
celebran el espacio abierto
entre la vida y la muerte.
El viento tañido
sigue golpeando con fuerza,
es una lanza que atraviesa el muro
en la mansión de los espantos;
es roca pronunciada en el reclamo,
guitarra abierta apurando sus acordes.
El signo vital es:
retorno que señala circunstancias,
ruta aparejando las distancias,
flor blandiendo sus estambres,
fragor y aroma expresado en la mirada.
Y con el tiempo
aferrado a nuestros ojos,
seguiremos siendo el tronco
en donde penda jubiloso
nuestro viejo campanario.
Pinturas de:
Zhang Linhai
Sahngai - China
1963
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