sábado, 27 de octubre de 2012

A modo de presagio




La danza cubre la advertencia 
del ser y del estar, 
de conjurar el espacio 
en las tumbas no sitiadas:
de sombrear sus madrigueras, 
de reírnos.

He visto la muerte 
anunciada en los burdeles
y me he burlado de su orgasmo,
de su desvarío;
de los odios oficiando de mendaces,
de su carne tumefacta, 
de su gracia de payaso delirante.

La he visto tan cercana y carroñera
que la he vacado por odiosa. 
Y me pregunto:
Por qué el dolor no matiza los horarios
para morir al ritmo de la hora decidida,
y sepultar su impuntualidad en nuestro olvido?


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