DEL TIEMPO Y LAS
MIRADAS
Poema de Arturo Vicente
Aponte Núñez
Me miro en tu rostro y
entiendo la vida en su careta infame,
los labios tienen esa
curvatura feroz del grito desoído,
la rabia de la
inocencia profanada en cada sombra que mutila mi existencia.
Te miro y tus huesos
ennegrecidos por la carne asemejan serpientes disecadas,
tallos resecos y
furiosos colgando cráneos escupidos por la niebla.
Eres la muerte de los
desheredados, la ridícula expresión de los olvidos,
la mugre encadenada al
odio de los tiempos,
y también, el látigo
flagelando el estómago vacío.
Nos miramos desafiantes
en cada esquina,
en el atrio gris
longevo, nos miramos a hurtadillas,
desafiando el brillo
secular,
las hornacinas
donde miran para
siempre los caídos en la angostura de los tiempos.
En el escenario de los
rostros se multiplica el dolor
y la risa es una mueca
que esconde el drama de los vivos,
es la inocencia
convertida en el remedo de las sombras que conviven con el odio.
¿Qué seremos entonces a
partir del instante en que sucumbas para siempre?
¿Qué será de las manos
contritas?
¿De la angustia
desvestida en los cántaros macizos?
Tal vez seamos parte de la mesa
u oferentes indecisos
de nuestra propia sepultura.
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