sábado, 1 de agosto de 2015

Los hijos de la violencia




No somos la muchedumbre cautiva 
en el discurso de las balas,
ni el silencio oculto y efímero 
en las lágrimas de los torturados;
somos la espera del sueño venidero,
la fragancia del amor;
hombre y mujer: 
uncidos de vida
 para seguir cantando.

Somos el canto aprendido 
en el amanecer oscuro de la muerte,
la aurora lapidada entre aromas de amapolas;
también los que vendrán caminando sobre el fuego.

Somos los hijos inventados en la guerra,
de rostros etéreos y de sonrisa diáfana;
caminantes presurosos de la lluvia,  
enamorados eternos del sol y las estrellas.

A pesar de todas nuestras muertes,
seguimos macizos como rocas,
estruendo continuo de los ríos sagrados.

Somos, y eso lo sabe el tiempo venidero,
el grito esplendoroso de los vientos nuevos,
el trajinar melodioso del vuelo de los cóndores.

¡Somos y seguiremos siendo: 
el grito de batalla de los nuevos tiempos!



Imágenes de Dmtry Vorsin

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