No somos la muchedumbre cautiva
en el discurso de las balas,
ni el silencio oculto y efímero
en las lágrimas de los torturados;
somos la espera del sueño venidero,
la fragancia del amor;
hombre y mujer:
uncidos de vida
para seguir cantando.
Somos el canto aprendido
en el amanecer oscuro de la muerte,
la aurora lapidada entre aromas de amapolas;
también los que vendrán caminando sobre el fuego.
Somos los hijos inventados en la guerra,
de rostros etéreos y de sonrisa diáfana;
caminantes presurosos de la lluvia,
enamorados eternos del sol y las estrellas.
A pesar de todas nuestras muertes,
seguimos macizos como rocas,
estruendo continuo de los ríos sagrados.
Somos, y eso lo sabe el tiempo venidero,
el grito esplendoroso de los vientos nuevos,
el trajinar melodioso del vuelo de los cóndores.
¡Somos y seguiremos siendo:
el grito de batalla de los nuevos tiempos!
Imágenes de Dmtry Vorsin
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