Eres cósmica y delirante,
tu mirada agrieta mis sentidos,
humedece el madero de mis cruces,
distancia los abrigos de la nieve
y encápsula el resquicio de los átomos.
No podemos concebir:
la luz en su recorrido,
dejando
paréntesis para el retorno,
a tiempos imaginarios,
irreales e irredentos.
Es sideral el retrato
de tus emociones,
el brillo seductor de tu mirada,
la miel brotando de tus labios,
la vida en el jardín de tus entrañas.
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