El tiempo retoca mis sueños,
los acera,
y los torna luminosos como anuncios.
Sueños diversos,
explorables, tácitos, piramidales,
zigzagueantes, pendulares, amatorios,
beligerantes, subversivos,
comunicativos, conspirativos.
Sueños,
dispersos en los médanos,
en las ciénagas,
en los suburbios,
en las calles, en los andamios,
en los tribunales de la injusticia
y en los gritos lacerantes de las cárceles.
Y a pesar de ser sueños,
se contagiaron de miradas,
de apretones de manos,
de sonrisas y de lágrimas.
Los sueños nacen libres,
se construyen en la soledad
y se realizan en multitudes;
entre paredes y a calle abierta,
prolongándose hasta convertirse en ríos.
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