en las cárceles políticas del Perú.
A los espíritus libres del mundo.
A los que eligieron la bella desgracia.
He visto a los hombres más puros de mi generación
caer en la guerra,
la belleza
de sus sueños cubrió de encantos esta isla,
hoy no los veo más.
Seres
dulces que abandonaron el banquete
diseñaban un mundo nuevo
para las
hadas bellas,
templaron su arco
en los
crepúsculos más hermosos,
azul era el
sueño,
dinamitaban
las murallas iluminados por el sol.
Galopaban luminosos
por el monte
en voz baja
hablaban con los muertos,
sólo querían un mundo
donde las muchachas pudieran atrapar mariposas libremente.
Pero
cantaron las horcas,
se extraviaron los
jinetes,
violentaron los hados la profecía.
Solo en su tumba el héroe
besa las piernas gangrenadas de la historia
besa las piernas gangrenadas de la historia
y arroja las llaves al abismo, mientras los
viejos oradores
hablan por
la boca de los cañones. Bajo el negro paraguas
contemplo la siniestra mansión del hombre,
recordaba cuando los hombres
más puros de mi generación
marcharon a la guerra
noche
eterna hallaron en la montaña. Llevaban sus mochilas repletas de sueños y
fueron destrozados sus cráneos, lanzaban proclamas y discursos violentos, una suave brisa los envolvió,
unos en la cárcel otros en la tumba, sólo una muchacha los recuerda.
Eran los
hombres más puros de mi generación,
tristes melancólicos nobles y desterrados,
sus sueños
atropellaban el horizonte envueltos en la capa de sus prodigios,
marcharon una tarde,
no los veo más.
LA CIUDAD CONVERTIDA EN PROSTÍBULO
¿Dónde ponerlos a ustedes en el informe,
hermanos?
(Roberto
Fernández
Retamar)
|
Y era entonces el tiempo del éxodo,
cientos y miles de hombres
abandonaron
el fuego de sus hogares,
cogidos silenciosamente por las calles, violentamente extraídos del lecho,
era el tiempo en que
todos
tus amigos abrieron contra ti su
boca
acusadora.
Y en el día del furor
la prensa en tinieblas,
con gracias de Charlot,
encandiló
al pueblo con bellos titulares de horror.
Y en la ciudad y las montañas
Y en la ciudad y las montañas
todo hombre
justo rozado por el fuego marchaba a
presidio
ante el
delirio de 22 millones de fantasmas brutalmente enloquecidos.
Y el Diario
que a diario publicaba delirante
las
capturas del horror,
los
suplementos de la infamia. Y llegado
el tiempo del diluvio
los
rebaños fueron enceguecidos
por la Gran Ramera
voluptuosamente
instalada en el Congreso presidiendo el baile de bufones.
El vulgo
extraviado en las tabernas condenaba a diestra y siniestra
y ebrio de
victoria
pedía la
cabeza del hermano y abarrotaba el
coliseo exigiendo el garrote
para los cristianos.
Mañana la lava
candente arrasaría los campos,
¡Ay mañana, no existes
para los necios!
Escrito el Libro de la Palabra, sangre en el circo
Escrito el Libro de la Palabra, sangre en el circo
exige el
populacho envilecido
y el viejo psiquiatra bufarrón
monta el fabuloso espectáculo.
y el viejo psiquiatra bufarrón
monta el fabuloso espectáculo.
El arpa de los eunucos plumíferos clamaba venganza alegremente
y todo inocente era culpable,
fue entonces que las rosas galoparon al paredón. Y la palabra inocente marchó al
destierro
y Decretos y más Decretos del año pluvioso y
nadie sabía nada
y había que
contentar al lobo hambriento
y la fiesta continuaba en el burdel del
emperador.
Días de 1992.
CARTA
DE AMOR A UNA HERMOSA GITANA
Un río de sangre, un mar de
sangre es este beso estrellado sobre tus labios. (Vicente Aleixandre)
|
quiero que los leas eternamente vestida de novia, con tus ojos de llamaradas y diamantes
al pie del altar
de nuestros sueños. Hermosa gitana,
te escribo
desde la trinchera de los muertos a
esta hora en que salen a vagar
los
fantasmas de los combatientes.
Quiero que sepas amor mío
que ser poeta en este país demente
y sangrar desesperadamente por
la vida es ser perseguido, proscrito, presidiario y condenado a la hoguera.
Paga el
Perú con la cárcel a Quijote enamorado,
amó a los
hombres, amó a la golondrina, amó a la luna y
sobre todos los dioses te amó a ti,
ebria y bella hasta el delirio,
hoy me entierran en vida por amar la vida y bajo la lluvia de balas y cadáveres
te sigo amando aún.
Zulma, es
madrugada en la prisión, hierve la hoguera de
la historia,
tal vez
jamás vuelvas a verme con vida, es de poetas
morir de crepúsculos, pero no llores
pequeño ángel,
amaste a un poeta,
es decir, amaste a
todos los hombres de la tierra
y no hay historia de amor más bella que la
nuestra. Y si me extravío en la oscuridad de
la muerte
búscame en
los ojos de todos los niños tristes
del mundo, en ellos seguiré viviendo,
un abrazo a nuestros sueños,
un beso a los hijos que nunca tuvimos
y te dejo estos versos
eternamente
rebeldes como nuestro amor, se divulgarán por todo el mundo
y serán traducidos a otros idiomas tus besos, preciosa gitana. Eternamente tuyo.
Muertas las
siemprevivas, enfermas las rejas del presidio,
llueven
cadenas perpetuas sobre los muchachos, metralla y muerte
sobre la
espalda del hijo del hombre, pero nuestros labios desollados
entonan aún las baladas de aquellos locos días
cuando el corazón era un gitano
todas las noches
la muerte se desnuda en mi lecho
y arroja su
fétido aliento a mi rostro, mientras la poseo le hablo de ti,
le cuento de ti,
la embellezco de ti. Afuera la
metralla aulla enloquecida, tiempos duros estos
para cantar
la gloria de las muchachas hermosas,
el amor ha sido arrasado por los tanques
y la rosa encarcelada por los nuevos
dispositivos antiterroristas,
ahora
cualquier metáfora puede costarnos la
vida. Zulma,
leí tu carta desde la bahía de San Francisco, sentí tu besos y
se rompieron mis cadenas, de mano
en mano tus perfumadas líneas
inflamaron el corazón de los
muchachos.
¿Díganme
pequeños fiscales y jueces perecederos podrá ser prisionero un hombre intensamente amado? Hermosa
muchacha,
tatuada en la demente memoria de los
siglos, tu amor ha inundado esta mañana la prisión, mandos políticos y militares
me preguntan por la dulzura de tus ojos
y el poderío bélico de tus besos.
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