viernes, 16 de noviembre de 2012

La Casa del pobre de Rainier María Rilke



LIBRO DE LA POBREZA Y DE LA MUERTE
(Puesto en manos de Lou)


La casa del pobre



La casa del pobre es como un sagrario.
En su interior lo eterno se cambia en alimento,
y al anochecer regresa suave
hacia sí, en un anchuroso círculo,
y se acoge en sí, lento, pleno de resonancias.

La casa del pobre es como un sagrario.

La casa del pobre es como la mano de un niño.
No toma lo que los adultos piden,
le basta un escarabajo con ornadas pinzas,
una piedra ovalada de rodar por el río,
la corrediza arena y las conchas sonantes.
Es como una balanza suspendida,
sensible a la más leve recepción,
oscilando largamente entre los dos platillos.

La casa del pobre es como la mano de un niño.

Es como la tierra la casa del pobre:
esquirla de un venidero cristal,
ya claro, ya oscuro, en su huidiza caída;
pobre cual la cálida pobreza de un establo, -
y no obstante están los anocheceres: en ellos es ella todo,
y de ella vienen todas las estrellas.

19 de abril de 1903




El Libro de la Pobreza y de la Muerte, Parte III de El Libro de las Horas

El Libro de las Horas (Das Studen-Buch) está formado por tres libros escritos en 1899, 1901 y 1903. Se publicó en la Navidad de 1905.

Rilke no pensó aquí en un "Libro de las horas" en el sentido de las horae canonicae del Breviario. Toda su obra lírica es trasunto de su intimidad, y aquí está en relación inseparable con el paisaje, con la hora declinante del ocaso, con el oscurecer (Abend), las horas preferidas del poeta. Todos estos poemas, puestos en las manos de Lou Andreas-Salomé, llevaban el título de Oraciones (Gebete), pero en su publicación Rilke tuvo que aceptar, aunque con reservas, el título Libro de las Horas impuesto por su editor. También hubo de renunciar al subtítulo "Primero, segundo y tercer Libro de Oraciones", que propuso a cambio, y a las anotaciones anímico-paisajistas del manuscrito enviado a Lou, tan evocadoras de su inspiración.

El Libro de las Horas representa tres estadios consecutivos de la vida del poeta en situaciones y en paisajes diferentes. El primero, el Libro de la Vida Monástica, recoge impresiones del primer viaje a Italia (Diario Florentino); la grata acogida en la colonia de artistas en Worpswedw, con sus turberas "llenas de vida y de viento", y sus dos fecundos viajes a Rusia (1899 y 1900) en idílica compañía de Lou. El segundo, Libro del Peregrinaje, alude a la vida errabunda y económicamente insegura del poeta y a su precaria salud. El tercero, Libro de la Pobreza y de la Muerte, comienza con la miseria de las ciudades superpobladas, que Rilke a duras penas puede soportar leyendo el Libro de Job y a Baudelaire (de esta terrible opresión se librará al concluir en 1910 los Apuntes de Malte Laurids Brigge). Este tercer libro se cierra con la apología de la pobreza en el poema dedicado a San Francisco de Asís, precedente cristiano del mito pagano de los Sonetos a Orfeo.

En una carta a Lou, Rilke se quejaba de que la penuria y su pésima salud le impedían “hacer de la angustia cosas”. Y agregaba: “Una vez lo logré, aunque tan sólo por poco tiempo. Cuando estuve en Viareggio; ciertamente me asaltaron allí los miedos y me avasallaron... y con todo me fue posible. Allí nacieron oraciones, Lou, un libro de oraciones... Porque son de tan grande armonía y descansan tan a gusto a tu lado, y porque nadie sabe de ellas, a no ser tú y yo, y por eso puedo descansar en ellas...”               

Foto: Rainier María Rilke


LIBRO DE LA POBREZA Y DE LA MUERTE
(Puesto en manos de Lou)


 La casa del pobre

La casa del pobre es como un sagrario.
En su interior lo eterno se cambia en alimento,
y al anochecer regresa suave
hacia sí, en un anchuroso círculo,
y se acoge en sí, lento, pleno de resonancias.

La casa del pobre es como un sagrario.

La casa del pobre es como la mano de un niño.
No toma lo que los adultos piden,
le basta un escarabajo con ornadas pinzas,
una piedra ovalada de rodar por el río,
la corrediza arena y las conchas sonantes.
Es como una balanza suspendida,
sensible a la más leve recepción,
oscilando largamente entre los dos platillos.

La casa del pobre es como la mano de un niño.

Es como la tierra la casa del pobre:
esquirla de un venidero cristal,
ya claro, ya oscuro, en su huidiza caída;
pobre cual la cálida pobreza de un establo, -
y no obstante están los anocheceres: en ellos es ella todo,
y de ella vienen todas las estrellas.

19 de abril de 1903

El Libro de la Pobreza y de la Muerte, Parte III de El Libro de las Horas

          El Libro de las Horas (Das Studen-Buch) está formado por tres libros escritos en 1899, 1901 y 1903. Se publicó en la Navidad de 1905.
          Rilke no pensó aquí en un "Libro de las horas" en el sentido de las horae canonicae del Breviario. Toda su obra lírica es trasunto de su intimidad, y aquí está en relación inseparable con el paisaje, con la hora declinante del ocaso, con el oscurecer (Abend), las horas preferidas del poeta. Todos estos poemas, puestos en las manos de Lou Andreas-Salomé, llevaban el título de Oraciones (Gebete), pero en su publicación Rilke tuvo que aceptar, aunque con reservas, el título Libro de las Horas impuesto por su editor. También hubo de renunciar al subtítulo "Primero, segundo y tercer Libro de Oraciones", que propuso a cambio, y a las anotaciones anímico-paisajísticas del manuscrito enviado a Lou, tan evocadoras de su inspiración.
         El Libro de las Horas representa tres estadios consecutivos de la vida del poeta en situaciones y en paisajes diferentes. El primero, el Libro de la Vida Monástica, recoge impresiones del primer viaje a Italia (Diario Florentino); la grata acogida en la colonia de artistas en Worpswedw, con sus turberas "llenas de vida y de viento", y sus dos fecundos viajes a Rusia (1899 y 1900) en idílica compañía de Lou. El segundo, Libro del Peregrinaje, alude a la vida errabunda y economicamente insegura del poeta y a su precaria salud. El tercero, Libro de la Pobreza y de la Muerte, comienza con la miseria de las ciudades superpobladas, que Rilke a duras penas puede soportar leyendo el Libro de Job y a Baudelaire (de esta terrible opresión se librará al concluir en 1910 los Apuntes de Malte Laurids Brigge). Este tercer libro se cierra con la apología de la pobreza en el poema dedicado a San Francisco de Asís, precedente cristiano del mito pagano de los Sonetos a Orfeo.
         En una carta a Lou, Rilke se quejaba de que la penuria y su pésima salud le impedían “hacer de la angustia cosas”. Y agregaba: “Una vez lo logré, aunque tan sólo por poco tiempo. Cuando estuve en Viareggio; ciertamente me asaltaron allí los miedos y me avasallaron... y con todo me fue posible. Allí nacieron oraciones, Lou, un libro de oraciones... Porque son de tan grande armonía y descansan tan a gusto a tu lado, y porque nadie sabe de ellas, a no ser tú y yo, y por eso puedo descansar en ellas...”

Publicación de Verónica Pedemonte Morillo Velarde

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