domingo, 12 de abril de 2015

De apus y miradas






Somos ese flujo de aguas repentinas:
una tormenta golpeando
enormes  nevados 
cañadas sin nombre. 

En aquellas querencias
el paisaje es un Apu rebelde 
las estrellas candiles repentinos
prolongando la fe que nos consume. 

A pesar de la distancia,
viejos pumas 
se encuentran copulando en la cañada
mirando a hurtadillas 
cóndores sagrados.

Esta inmensidad me atrae,
traslada mi instinto a una conversión extraña,
sitúa mis huesos en los maizales,
en la hornacina de tus ojos constelados. 

Recuerdo los pasos obligados
huyendo de los asesinos fantasmas: 
Las balas tarareando
en el eco de los ríos,
las fosas profundas golpeándonos el alma. 

No hay misterios
en la mirada que se pierde en los caminos del Ande,
sólo una sombra cavilando en el silencio, 
celebrándole a la lluvia su sinfonía constante.

Por estos recodos
transité buscando tu nombre,
contando historias insólitas, 
descifrando manuscritos en la hoguera.






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