domingo, 12 de abril de 2015

La muerte del viejo librero




En esta piedra suntuosa
murió de tiempo 
el viejo librero de mi estancia.

Su mirada escrutaba el silencio 
convirtiéndolo en un duro mensaje,
en eslogan de fe
en cautiverio perenne.

Lo recuerdo, 
afirmando teorías inútiles,
deletreando dialectos extraños
sin vocal ni consonante: 
era un extraño cobijado en una piel sin sombra.

El día que murió, 
su perro aulló  
hasta quedarse sin aliento. 
Tenía una barba de fantasma
 abrazando una risa delirante:

Lo amaban los zancudos
a los que deleitaba con su sangre,
también a las luciérnagas 
en sus horas de espanto. 

Viejo ermitaño,
perdido en un bosque de cemento, 
vendía libros a los beodos,
a los desahuciados
a los poetas noctámbulos.

Era un librero errante,
aprendiz de brujo,
viajero imaginario a galaxias sin nombre.

Cuánto lo extraño
a pesar de su mirada,
de los poemas escondidos 
en sus harapos sin tiempo.

Ha muerto acurrucado en el silencio,
mirando al infinito.










2 comentarios:

  1. Felicito a esta pag DESDE EL ANDAMIO ,,Es esperanzador el poder ver que la humanidad tiene mucho por aportar en pos de la cultura y riqueza espiritual ,y ustedes son las los soportes grandes por su enriquecimiento ,No conozco nada de poema del que solo recibi en estudios

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  2. Mas me encuentro aqui,quiza llevada por mi amor en encuentros con el arte ,Felicito al maestro Arturo Aponte admirado amigo su poema toco las puertas de mi humanidad hecha emociones,Muchas gracias

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