domingo, 13 de noviembre de 2011

Reminiscencias





Te escribo en carcajadas 
una alegría inmensa de soñar, 
de ser terrenal 
como el musgo y la floresta, 
de ser umbilical, 
de seguir siendo humano 
a pesar de los destierros, 
de seguir amando 
no obstante los olvidos.
Y ahí, en las reminiscencias, 
nuestros nombres
son el abrigo ceremonial de los preludios.

Estamos en el coloquio de los pasos,
y la distancia 
es un vacío gramatical y filosófico,
que adultera el espacio 
de las formas amorfas,
y nos convierte en esculturas 
pétreas y sedientas.

Seguiremos tardíamente 
anidando en los suburbios,
hurgando en los tachos de basura
para redimir la especie; 
y recordar que somos parias
en una civilización 
de inmigrantes sin retorno.


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