Poema para la mujer imaginaria:
No eres yá la primavera
de los sueños perseguidos,
eres el tiempo cobijado en la penumbra,
luz diferenciando el cautiverio;
árbol de mi tiempo
celebrando mis otoños.
Declina el sol su lágrima cautiva,
y en cada aroma
se vierte la tristeza en tu vientre imaginario.
Ahora, eres el puente
extendido en las orillas del olvido,
comunicando
el llanto que trasmiten los silencios.