domingo, 19 de abril de 2009

Poema del Abecedario perseguido



Las palabras
son como las aves,
vuelan

y se incrustan en el cielo,
deletreándolo:
son la expresión sentimental

de los sueños y deseos,
son forma vivencial de las ideas.

Las palabras

son el sueño eterno
de los sin voz,
el barrote incrustado

en los ojos de los invidentes,
el grito celestial de los obreros,
las campanas ocultas
del misterio.

Son las palabras,

el puente común
de los misterios,
el vinculo cotidiano

de los prisioneros,
la expresión fortuita

de los hambrientos,
la música oculta

de los perseguidos.

Esas son las palabras:
en las paredes del alma,
en las cortinas del fuego,
en los villorrios del ande.

Que no persigan mis palabras,
que no las teman,
porque son comunes
canciones

en un amanecer de sueños.

Mis palabras

serán la voz de los sin voz,
los ojos

de los que miran para dentro;
el color

de los paisajes roturados,
en los espejos inventados de los presos.



Esas serán mis palabras,
persiguiendo
a los que asesinan con su veto

el diccionario de los olvidados.


En nombre de los sin nombre: Poema de los perseguidos





No importa que decapiten sus palabras
que le arrebaten el sueño a la alborada
que sus siniestras manos
abofeteen el crepúsculo;
no importa que se arrastren en nuestras laderas libertarias
que contaminen de su escama maloliente nuestra fauna;
no importa que ofendan el brillo de los astros
y que sus garras desplumen las montañas.

Ellos son:
los mismos que difamaron a cristo hasta su muerte,
los que mataron la mirada inocente de los nonatos,
los que ofenden el orden de los redimidos;
por que se ocultan en el odio,
por que su esencia es la muerte que profanan con su aliento;
ellos son, los que laceran mis oídos,
los que se ocultan en principios y valores que no practican
qué cosa son para temerles?

Pues amigos de la vida y de la canción eterna,
no son nada;
son el muladar de la historia,
la efímera existencia de una prole inexistente,
son la nada de la nada;
el ofensivo gesto de una escena de rufianes,
la "cosa nostra" que ofende a los obreros,
que persigue con su infamia y sus mentiras mis canciones, que acuchillan mis poemas,
y se ocultan en pasmosas
cantinas con los capitalistas que saquean los viñedos de la Patria.

Esos son los profetas siniestros del nacionalismo inexistente,
émulos de hitler, imitadores de Abismael en las chinganas de La Victoria,
no la de las batallas, sino la del coca maniaco de Cangallo.

A pesar de su odio visceral
la verdad se abre paso,
y nuestro nombre perdurará en las entrañas de la tierra
por que somos hijos de la piedra,
de aquella que afiló el cielo en machu picchu,
y que rompe el equilibrio en las montañas:

Eso somos y seremos hasta escribir la nueva historia
COMPAÑEROS.