jueves, 28 de mayo de 2015

Agonía del ser




Me quedo en silencio
alumbrándome a los sueños del olvido
al infortunio de los ojos que lamentan tu mirada
a las frases descifradas en los rincones de la vida.

Me quedo en el silencio de los cuerpos olvidados 
a los árboles que lloran la ausencia de los pájaros
a la piel de los ancianos que descifran el misterio
a todas las voces que nos llaman perseguidos.

No me digan de los mendigos 
de sus nombres encriptados en pieles de lamento
en las cartas amarradas en la mirada de la muerte
de las camas abrazadas a la agonía de los días.

No me pidas el nombre de los sueños
ni siquiera la mirada que define nuestra ausencia 
la taza rota en la que guardo mi última sustancia:

Prefiero la risa de los niños mirándose al espejo.



martes, 12 de mayo de 2015

Los recuerdo cantándole a la vida




No recuerdo sus nombres
pero sí su mirada de fuego,
sus camisas rotas por el silencio,
los zapatos venciendo los caminos. 

Recuerdo el discurso de sus sueños,
la bandera cubriéndoles el rostro,
eran bravos muchachos en busca de esperanza,
de músicas guardadas en los llanos y quebradas.

No recuerdo sus nombres,
solamente su sombra y el plato sonoro,
la carta guardada en el roto bolsillo,
el pan servido en sus manos presurosas. 

Los he visto cabalgando,
venciendo la oscuridad y el rayo,
penetrando en las montañas
vestidos de amor alumbrando las moradas.

Los he visto cantándole a la vida
atravesados por las balas,
y en su último suspiro
arengando una proclama.





lunes, 11 de mayo de 2015

No me pidas que te ame




Difícilmente podría decir te amo,
aunque del amor no soy indiferente:
es un cactus en el páramo distante,
una carta marchita en el silencio,
una lágrima doliente entre racimos,
una soga amarrada en la garganta,
una herida que sangre en su mirada.

El amor es canto inesperado,
una ruta sembrada de cadáveres,
un grito desgarrado por el hambre,
una boca angustiada de pan fresco,
el grito clamoroso entre candados.

No me pidas que te ame,
porque es difícil mentirle a la mirada,
a los labios que no beben de tu sombra,
a los pasos rutinarios de la nada,
a los niños que soñamos en la ronda,
a los cantos silenciosos de la muerte.

No me pidas que te ame,
si de amor se mueren los gorriones,
los búhos envidiándole a la Luna,
los cangrejos soñando ser pelícanos,
el cantor muriendo en el olvido.

No me pidas que te ame
mientras siga muriendo la alegría,
a los sueños les mutilen la garganta,
los caminos se bifurquen por el llanto
y a los ríos los infesten de mercurio.



lunes, 4 de mayo de 2015

Reflexiones del tiempo perdido



Qué nos queda sino mirar en el olvido,
deletrear el firmamento amando a las estrellas,
unir los ojos buscando nuevos rumbos. 

Entre lluvia y camino
 nos une un sentimiento:
Ser mar o viento silenciando nuestro tiempo.
Escribir en la borrasca, 
besando las ruinas del planeta.


Imágenes de LSDS