sábado, 28 de marzo de 2015

Poemas de Arturo Vicente Aponte Núñez







En los muros de Naymlap



En este muro está cautiva la esperanza,
los sueños rotos
entregados como ofrenda,
silenciosamente entre conchas y abanicos.

Se siente el lamento profano de los cautivos,
la mirada destellante,
y los escalofriantes gritos
en las arenas humedecidas por la sangre.

A pesar del tiempo
y del olvido sonoro de los cántaros,
sigue el lamento de las doncellas,
los cánticos rutinarios por el amor a la lluvia,
el brillo del metal cobijándose a los ojos.

Y el galopante fuego de los arenales,
es un manto marchito
que sacude de tiempo los muros del misterio:
Naymlap sigue bebiendo la sangre de los vencidos.






MANCORA 

En el agua estás vertida
y el silencio de tu rostro me trasmite el deseo
de no amarte,
de caminar descalzo por tus agitadas olas...

Y tal vez,
amarte al final
de los acantilados,
en los vacíos perennes de la muerte,
en los ojos marchitos de los suicidas sin nombre.

Eres el inventario azul de mis días de noctámbulo,
de cazador fortuito de hienas y fantasmas,
y en tu negro cabello
se agitan flores albinas y moluscos tiernos.

Doncella del mar,
cuánto te extraño en los umbrales,
en los caminos rotos por la cresta de los mareajes,
en los profundos espacios negados por la arena:
ahí tan simple como etéreo yace mi cuerpo en tus recodos.

Te deseo
vital y humana
para sembrar de espuma las penumbras!




Psicosis del miedo


Podría deletrear tu nombre galopando sobre el fuego
Y de pronto
quedaría ese espacio grotesco
mirando nuestras sombras.

No es solamente equivalencia,
de masa abierta o paréntesis del tiempo,
sigue siendo tu sombra 
agitándose
entre manos grotescas
y posesivos gritos.

Es el retrato inverso 
de un rostro escondido en el espejo,
una hoja marchitándose
 en el labio azaroso de la muerte.

Podría no ser
una voz
sincronizando palabras 
y desgarradores gritos,
o la verdad 
rugiendo a toda furia,
tornándose fuego
y una que otra canción
contenida en cántaros de lluvia.

¿Qué será entonces ese silencio que penetra las miradas?
que nos aturde,
que se pronuncia en líquidos vidriosos volatizando los sentidos.
¿Qué será?
Es el miedo converso apresurando los sonidos
y una guitarra que ladra
mordiendo melodías.



Nostalgias en el árbol





I

El tiempo se inventa en tu mirada:
tiene el aroma de los valles, 
de la Chicha en los rituales del silencio,
de los sueños en la carta del olvido.

Tiempo que habla de los ajuares rotos
en las estancias marcadas por el llanto, 
en donde los hallazgos del espanto
siguen rondando el árbol de los crueles.

Y es por ellos que retorno:
a esta madriguera que ahuyenta tu mirada,
a cavilar sin pausa en las huellas del olvido.

Viejo letrero que ilumina la esperanza:
Aquí nace la vida porque la muerte espera.

En esta comarca de algarrobos suntuosos,
de Chilalos parlantes, 
fluyó el amor sincronizándose en la arena.

En los abrojos que expían emociones, 
florecen los encuentros, 
los fugases besos, 
las sombras que proscribió el recuerdo.