lunes, 21 de diciembre de 2009

Los funerales del miedo



No es la lápida fría, incierta y frágil con la que adornaron el cuerpo sepulto del villano. Era la multitud irredenta, sórdida y escalofriante que lo acompañaba. Era un funeral del miedo recíproco, de ademanes inciertos, de miradas burlescas y asesinas, de brillos fulgurantes.
Eran las propias voces, las palabras cortitas, la pausa en el aliento y el silbido copioso que salía de sus narices congeladas y apestosas por ese hedor a morgue provinciana. Era todo lo que representaba en su escena siniestra; esa cortina de sombras fugaces, de mentiras ataviadas en el negro vestir de los personajes presentes: políticos farsantes, alcohólicos perseguidos por su propio anonimato; prostitutas excomulgadas de todas las religiones; mendigos aprendices de rufianes; pintores flagelados por sus propias obras; y poetas escribanos de sentencias de muerte, y también periodistas de tabloides de cantinas y cloacas, de noticieros de espanto y de canalladas escénicas.
Era una maldita histeria, de personajes sin piel ni sombra; perseguidos por su hedor a carne chamuscada; a carroñeros de estirpe, que vociferaban estrofas de himnos satánicos y degradantes.
Eso era, y lo quiero decir sin temor ni aliento: el funeral de Alberto Fujimori, el más grande violador de los Derechos Humanos en el Perú.




jueves, 8 de octubre de 2009

Las palabras de la Libertad




Es la palabra
un misterio
entre melodías ocultas,
en pausas musicales,
vertiendo himnos,
relámpagos fugaces,
expresiones y distancias.


La palabra presurosa
oculta entre las rocas,
dándole forma
a las expresiones,
a los ritmos,
al propio movimiento.


Que decir de los silencios
ocultos en las sombras,
en la entraña crepitante
de la lluvia,
en la hojarasca metálica
de los bosques,
y en el vacío perpetuo
de los acantilados.


Que decir de sus voces
que como la nuestra,
colapsó,
enmudeciendo al diccionario.


Es la palabra redimida,
la expresión sonora de los liberados,
la brujula perpetua de los invidentes,
el vientre torturado de los hambrientos.


Es mi palabra
la canción efímera de los suicidas,
la sabana inmensa
de los sin voz ni abrigo;
de los cobijados al alba,

perseguidos por ser felices
y no temerle a la tormenta.


No podrán decir que tu voz
humedece de palabras
el discurso oculto
de los mutilados al sol,
de aquellos que escribieron la historia
golpeando
con su osamenta la mañana.


Que no digan entonces,
que nos hay palabras
entre las sombras,
o en las grietas ocultas de los arrecifes;
que las hay también
en la mirada finita de los murciélagos
y hasta en la sonrisa
fulgurante de los gatos.


Todas palabras
en pinceladas de viento
remontando los bosques,
aturdiendo con su fuerza
la vertiente de los ríos,
y en los amaneceres eternos de la nada.


Alli estamos ocultos
ataviados de palabras
escribiendo la historia,
perseguidos y ocultos;
alegres combatientes,
anónimos soldados;
jinetes trotando
en la espesura de los bosques
dinamitando las mañanas.


Que persigan nuestras palabras
por que son eternas,
y no podrán construír la historia
por que les falta las letras,
de la palabra LIBERTAD.




miércoles, 8 de julio de 2009

Poema de los olvidados


Hace falta mirar
los lados ocultos de las sombras
atisbar
en fracciones de tiempo
los tañidos de los campanarios
el ruido flagelante de las balas
llorar la muerte de los redimidos.
Aquellos nuestros
que escribieron por montañas y llanuras
el color de los gritos
las miradas mutiladas
el filo de los cuchillos
penetrando las mañanas.

Ellos eran hermanos
del pétreo estruendo
de cabelleras invencibles
trotando
la espesura de los bosques
sublevando
el caudal de los ríos
profanando
 la inmensidad del ande.

Eran mis hermanos
ocultos entre el sol y el peñasco
descendiendo
a las comarcas del maíz eterno
confundidos
entre pumas y misterios
hambrientos de justicia
sedientos
del amor que guardan las mañanas.

Ellos eran felices
por la nada
su naturaleza
era del color de la tierra
se pintaban el rostro
con la miel recogida en cántaros de gloria.
Ellos eran mis hermanos
los mataron
los barbudos de la modernidad
los miserables
 que se ocultan en la niebla
y rinden culto
al dios de las metrallas.

Eran mis hermanos
tan felices como el rayo
tan certeros
como su estruendo
cobijados en mantas de sol
siempre listos
 para escalar las estrellas
amando en sus covachas.

jueves, 21 de mayo de 2009

Los conquistadores




A veces el llanto
cubre de hojarasca la tristeza
redime el dolor de los ausentes
y puebla de canciones
mis comarcas.
Soy del triste camino
el juglar
el combatiente
la pétrea sombra

de lo ancestral
la metálica vestimenta

de los curacas redimidos.

Miro la espaciosa cortina

de los acantilados
y sospecho
que los encadenados al sol
son los mismos prisioneros

incrustados en las rocas
muertos

del espanto de los dioses
mutilados

entre vasijas y tambores.

Son los guerreros del ande
los que domaron la piedra

con el agua
alegres surcadores
orfebres del volcán y la tormenta:
ellos son nuestra cultura
ataviados de fuego
de lluvia y de arena
conquistaron mi desierto

deletreando la mañana.

Cartas del tiempo


Se ha roturado el gran patio,
y de los viejos campanarios

atisban presurosos
los veteranos de la nada.

Son los mismos,
los viejos fantasmas

de melenas impuras,
los barbudos del fraude dialéctico;
los de la liberación consumada
en cantaros de vino

y en páginas borrosas.

No se espanten

de sus discursos guturales,
de sus ademanes inciertos,
de tantas titilantes

canciones efímeras;
ellos son
los que prometieron

el paraíso socialista
y hoy sucumben

bebiendo el vómito de los burgueses.
Ellos son: disfrazados de cambio
pero siempre son lo mismo,
veteranos de la nada;
ocultos en mantas ataviadas de lujuria,
ebrios penitentes

de auroras mutiladas.

Quiero por eso

espantar la noche,
beber de nuevas fuentes;
romper la inercia

de las frases olvidadas
y pintar el viento

atormentando la mañana.

Ser de los árboles
las hojas confundidas

en mil pájaros,
la nieve oculta

en el marasmo de lo nuevo;
el tic tac musical

de los relojes confundidos,
el surco abierto

en los nuevos horizontes.

Quiero ser
algo distinto:
amante redimido

de la libertad perpetua,
vela de mi barco

y viento de los mares;
solitario combatiente

entre flores y marañas,
escudo de mi sombra perseguida
y lluvia tormentosa en la llanura.




domingo, 19 de abril de 2009

Poema del Abecedario perseguido



Las palabras
son como las aves,
vuelan

y se incrustan en el cielo,
deletreándolo:
son la expresión sentimental

de los sueños y deseos,
son forma vivencial de las ideas.

Las palabras

son el sueño eterno
de los sin voz,
el barrote incrustado

en los ojos de los invidentes,
el grito celestial de los obreros,
las campanas ocultas
del misterio.

Son las palabras,

el puente común
de los misterios,
el vinculo cotidiano

de los prisioneros,
la expresión fortuita

de los hambrientos,
la música oculta

de los perseguidos.

Esas son las palabras:
en las paredes del alma,
en las cortinas del fuego,
en los villorrios del ande.

Que no persigan mis palabras,
que no las teman,
porque son comunes
canciones

en un amanecer de sueños.

Mis palabras

serán la voz de los sin voz,
los ojos

de los que miran para dentro;
el color

de los paisajes roturados,
en los espejos inventados de los presos.



Esas serán mis palabras,
persiguiendo
a los que asesinan con su veto

el diccionario de los olvidados.


En nombre de los sin nombre: Poema de los perseguidos





No importa que decapiten sus palabras
que le arrebaten el sueño a la alborada
que sus siniestras manos
abofeteen el crepúsculo;
no importa que se arrastren en nuestras laderas libertarias
que contaminen de su escama maloliente nuestra fauna;
no importa que ofendan el brillo de los astros
y que sus garras desplumen las montañas.

Ellos son:
los mismos que difamaron a cristo hasta su muerte,
los que mataron la mirada inocente de los nonatos,
los que ofenden el orden de los redimidos;
por que se ocultan en el odio,
por que su esencia es la muerte que profanan con su aliento;
ellos son, los que laceran mis oídos,
los que se ocultan en principios y valores que no practican
qué cosa son para temerles?

Pues amigos de la vida y de la canción eterna,
no son nada;
son el muladar de la historia,
la efímera existencia de una prole inexistente,
son la nada de la nada;
el ofensivo gesto de una escena de rufianes,
la "cosa nostra" que ofende a los obreros,
que persigue con su infamia y sus mentiras mis canciones, que acuchillan mis poemas,
y se ocultan en pasmosas
cantinas con los capitalistas que saquean los viñedos de la Patria.

Esos son los profetas siniestros del nacionalismo inexistente,
émulos de hitler, imitadores de Abismael en las chinganas de La Victoria,
no la de las batallas, sino la del coca maniaco de Cangallo.

A pesar de su odio visceral
la verdad se abre paso,
y nuestro nombre perdurará en las entrañas de la tierra
por que somos hijos de la piedra,
de aquella que afiló el cielo en machu picchu,
y que rompe el equilibrio en las montañas:

Eso somos y seremos hasta escribir la nueva historia
COMPAÑEROS.