domingo, 28 de noviembre de 2010

Canción de locos







Me miro en la soledad de los caminos,
y pienso que el sufrimiento
es un invierno agitándose en otoños,
es un remanso en la quietud del ánimo,
una rueda aprisionando los sentidos,
una carta mutilada entre los dientes,
o una  flor violada en sus estambres.

Y luego sigo caminando,
dando círculos en contrario,
saludando el follaje de los árboles,
contando espejismos con mis manos.

Hoy,  
que estoy solo en la búsqueda de nada
atando misterios en coordenadas inútiles
aprisionando entre mi pecho
canciones, epitafios y sonrisas:
no estoy loco me gritan las estrellas,
la luz de los ojos misteriosos, 
la risa que atormenta mis oídos,
el harapo que cubre mis heridas.

Y no estás loco, me cantan los murciélagos,
los fantasmas que laceran mis oídos,
la burla de los pájaros que se agitan en su vuelo,  atormentándose en la lluvia.

Sigo dando saltos en la arena,
y se burlan de mi los grillos,
las luciérnagas,
los perros que aullan a los locos que no sueñan.


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