jueves, 10 de marzo de 2011

Celebración del viento en la montaña






Es el viento
copiando y erizando los sonidos,
meticuloso, explorador,
intruso y crepitante;
el viento en sus espejos
de vacíos ondulantes,
de rítmicos movimientos,
de trajines inversos y circundantes,
el viento, siempre el viento
en el vértice de tu mirada,
en el eslabón pendiente de las animas,
como intruso redondeando la faena,
aferrándose a tus miedos,
a tus trenzas descoloridas y encrestadas. 

Qué es el viento,
más allá del valor de los sonidos,
de las curvas ascendentes
en los espacios explorados,
en las luces musitadas.
en los descensos
que golpean con furia las orillas,
que se tragan el polvo de los años,
sin rendirle culto a los vacíos:
allí donde se oculta el Dios de las montañas.

El viento, siempre el viento
golpeando nuestras sombras,
irredento, crepuscular,
anillado en los origenes de la piedra,
y en los nudos verticales del abismo.


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