miércoles, 24 de agosto de 2011

Canción del combatiente



Hoy, después del ascenso
de la vida,
se agita el vino presuroso
en los cántaros sonoros
de la estancia.

La lluvia es canción
en el estero
oculto de la sombra,
es aroma
en el grito mutilante de las brumas.

Es sahumerio
en las líneas penitentes
de las curvas,
es amor desenfrenado
en los vasos agrietados,
que se ocultan en la arena.

En tu nombre,
anidan los pájaros
en el haz de luz
de los versos sublevados.

Somos del tiempo
para escribir canciones,
también proclamas 
en la copiosa lluvia
de los inviernos secuestrados.

En las calles,
se atrincheran las palomas
blandiendo sus picos;
llenos de valor
mueren con las alas extendidas,
abrazando sus tambores,
escondiendo el pan de sus pichones.

Nos recuerdan
las aguas de los ríos,
las calles asoladas de las villas
y los muros liberados de la sangre.

Nuevos vientos agitan las banderas
celebrando la vida en las montañas. 


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