viernes, 14 de diciembre de 2012

La sed del cautivo





Era mi sed 
un manantial 
en el deseo ignoto, 
sed de vida, 
sed de muerte.

Era  
un clavo oxidado,  
más doloroso 
y menos doloroso 
que un parto en cautiverio.

Era tu sed 
la mirada flagelante 
de los odios invocados, 
la pasión oculta 
de un suicida en agonía. 

La sed de justicia,
tormentosa e implacable
que nos ata en rituales;
saciada en encuentros furtivos,
colmada entre pasiones distantes.

¡SED DE TENER SED!


  

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