domingo, 9 de agosto de 2015

Mirada de Mar






A propósito del mar,
te imaginaba noctambula en la arenas fangosas de mi tiempo;
en la rutina inversa de los sueños,
en su espacio azul de terciopelo.

Me resisto a creer que los escondrijos de las rocas,
me siguen negando tus labios;
tu vientre frondoso, 
tenso cuando mis manos tiemblan. 
Cuentan las gaviotas, que tu rostro alumbraba la ruta de los peces;
los delfines lloraron en el espejo de tu muerte. 

El lugar luce desierto de algas y de sombras,
es un espectro del tiempo;
un espejismo infernal del recuerdo triste;
una ruta misteriosa, 
en donde el amor es un pelícano agónico:
el viento que dejó de ser marea y se convirtió en silbido tenue.

A pesar del calor que abraza al recuerdo,
el cielo tiene tu rostro, quema mis labios;
dibuja caracolas en los pocos arbustos que esconden tus huellas.
Las nubes asemejan fumarolas de viejas chimeneas.

Describo tu rostro en cada sorbo de café,
en el aroma denso de la flores que adornaron el féretro;
y te imagino seduciéndome  en las fogatas nocturnas de tu mar eterno.





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