martes, 9 de diciembre de 2014

La fiesta del verdugo





Acudo a tu distancia 
presagiando tiempos remotos, 
incinerados vagones de trenes fantásticos,
luciérnagas gimoteando 
lascivas luces en orgías noctambulas.

Es un espiral de incienso,
de fúnebres silencios que reclaman tempestades.

Hoy, 
no hay amanecer en la mesa,
solo un mendrugo de pan
crucificando el hambre de las moscas.

Una pintura de relieves extraños,
una guitarra bordeando de acentos musicales
la fúnebre soledad del aposento.

La fiesta del verdugo
tiene la sinfonía de las larvas asesinas,
el balcón de la esquelética paloma
es el mismo grito que lacera el horizonte.


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