miércoles, 1 de abril de 2015

Éxtasis del tiempo





No hay un grito que resuma el dolor entre mis manos,
no hay un sueño que celebre por si solo la esperanza,
son dos voces las que llaman,
que iluminan con su fuerza el latir de los tambores,
y alimentan la esencia fragorosa de la niebla.

Tenerlo presente: 
son dos cartas presurosas de ser cantos,
y de cantos no se cubren de azucenas los caminos. 
Es el tiempo,
y su risa nos golpea con el llanto,
coloreando de labios lujuriosos las cortinas.

Es el miedo de no verte, 
de sentirte una fragancia que no atrapa las miradas,
y un espejo dibujando nuestras sombras 
que a distancia no son rostros,
son caminos presurosos de ser viento,
y de viento no se agitan solamente las montañas.

Es el árbol y es mi rostro escondido entre tus senos,
lo que tiene en cada pulso inventariando tus latidos:
Así de alegre es mi sangre con tu sangre,
abrazando silencioso tu cuerpo encadenado.





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