sábado, 4 de abril de 2015

La razón olvidada



Establece una razón 
para mirar a profundidad los sueños, 
y comprenderás 
que el mar es un artificio, 
un invento en la retina, 
aroma residual en la hierba que circunda. 

Comprenderás 
el vacío flotante en los establos, 
el maíz lucrado,
los limones acariciando de sabor 
las mesas cercenadas por el tiempo.

La racionalidad nos ubica
en el lindero azul 
de los rinocerontes despojados de su cuerno,
de la magia de los conejos sin la barba de granjero, 
los tulipanes que se pierden en la mugre de la calle.

No hay razón 
para ubicar las sillas en la mesa, 
si no hay familia,
y los niños yacen en el inventario de la carne.

La razón no existe,
es un invento de los locos en las calles,
pergamino roto en la mente de los cuervos,
canción arrimada en nuestra alcoba
cráneo amarillento en los hospicios,
donde lo locos sueñan a sanar el cerebro de los cuerdos.

Seremos dos locos acorralando jirafas en los llanos
donde los pájaros olvidan 
que un día cantaban 
cautivando las miradas. 

Los canes han perdido la memoria,
sueñan a volar en los acuarios 
con gorras de papel, esparciendo sus cenizas.

Que loco está el mundo,
y se olvidan de la luz que ilumina las mañanas.





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