jueves, 11 de junio de 2015

A caminar, a caminar





A caminar 
por la ciudad fantasma,
por las rutas inútiles 
del espanto continuo. 

A caminar 
en el silencio de los ojos contritos,
sintiendo cómo vuelan 
las gaviotas nocturnas.

Y a pesar de las distancias,
llorar en las farolas grotescas 
de los parques azules.

A caminar 
con la ruta encurbada,
tejiendo aromas 
en los ataúdes sin rostro,
en las cortinas de sangre.

A caminar
nuevamente entre espinas y cartas,
en los besos azufrados de la luna,
en los senos marchitos de mi eterna bailarina.

A caminar 
descalzo,
desnudo en la arena,
deletreando tu nombre
y olvidando tu rostro. 

A caminar, a caminar, a caminar muriendo, soñando.



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